A partir del bautismo de
Jesús, valoremos nuestro propio bautismo que es el nacimiento en la fe. Somos realmente
hijos de Dios. Vivir con esa alegría, vivir con esa paz, vivir con esa esperanza
en medio de las dificultades. Nuestro piso desde donde nos movemos, donde nos
fundamos es ser hijos, hijas de Dios. Es tremendamente potente
No hay comentarios.:
Publicar un comentario