MISION DE LOS PADRINOS

¿Eres madrina o padrino? ¿Sabes lo que significa?

Artículo tomado de Aleteia

Seguro que tú, al igual que yo, estás bautizado y confirmado y por lo tanto tienes madrinas o padrinos; y si has hecho bien tus tareas, alguien te ha escogido a ti para que lo seas de alguien más.

Hay muchas y lindas razones por las que alguien escoge padrinos y madrinas, ya sean los padres de un pequeño bebé que está por bautizarse o un catecúmeno adulto que lo elige voluntariamente. Siempre es un regalo para quien es llamado a ese servicio de amor, pero: ¿tenemos claro qué significa serlo?

Compadres es la forma en que nuestros padres llaman a los padrinos y cuando los eligen, algunas veces queda la duda: ¿habrán escogido padrinos o compadres? Es que a veces la afinidad, el cariño y el querer establecer lazos más permanentes con alguien, hace que los padres «den a sus hijos» de ahijados a personas con las que tienen relaciones muy estrechas. De hecho, los padrinos se sienten honrados cuando se les pide que lo sean porque es una muestra de afecto y confianza muy profunda.

Pero a veces el rol de padrinos y madrinas está un poco confundido y (tanto los ahijados como los padres) esperan algunas cosas que realmente no son sus reales funciones y que poco tienen que ver con el llamado que han recibido.

Queremos darte algunas ideas de qué es lo que realmente debe hacer un padrino o madrina y de cuál es su misión en la vida de ese recién bautizado o confirmado, para que comprendamos qué características deben tener esas personas y cómo debe ser la relación con su ahijada o ahijado.

NO RETARDAR EL BAUTISMO DE LOS RECIÉN NACIDOS

Si se abandonan los Sacramentos, desaparece la verdadera vida cristiana. Sin embargo, no se nos oculta que particularmente en esta época nuestra no faltan quienes parece que olvidan, y que llegan a despreciar, esta corriente redentora de la gracia de Cristo. Es doloroso hablar de esta llaga de la sociedad que se llama cristiana, pero resulta necesario, para que en nuestras almas se afiance el deseo de acudir con más amor y gratitud a esas fuentes de santificación. Deciden sin el menor escrúpulo retardar el bautismo de los recién nacidos, privándoles -con un grave atentado contra la justicia y contra la caridad- de la gracia de la fe, del tesoro incalculable de la inhabitación de la Trinidad Santísima en el alma, que viene al mundo manchada por el pecado original. (Es Cristo que Pasa Nº  77, Autor: San Josemaría)

BAUTISMO DE EMERGENCIA

En caso de necesidad por peligro de muerte de quien no ha sido bautizado cualquier persona (incluso un no católico) puede y debe bautizar. Este es el motivo por el cual todos debemos saber bautizar.

Para bautizar válidamente hay que:
1) Tener la intención de realizar lo que hace la Iglesia Católica
2) Derramar agua sobre la cabeza, diciendo al mismo tiempo la siguiente fórmula, sin omitir ninguna palabra:

YO TE BAUTIZO
EN EL NOMBRE DEL PADRE
Y DEL HIJO
Y DEL ESPÍRITU SANTO”.

No pronunciar las palabras primero, y después derramar el agua, ni derramar el agua primero, y pronunciar las palabras después. Hay que hacer las dos cosas al mismo tiempo. El agua debe tocar la piel del bautizado, no solo el cabello.

Con eso basta. El niño, (o adulto) queda bautizado. Ya es hijo de Dios, miembro de la Iglesia y la gracia de Dios habita su alma puesto que se ha liberado del pecado original y de cualquier otro pecado si se trata de un adulto.

Si sobrevive al peligro de muerte, deberá ser llevado a su parroquia para que un sacerdote complemente las demás ceremonias.


¿PORQUÉ HAY QUE BAUTIZAR A LOS NIÑOS CUANTO ANTES?

– Pregunté primero a sus padres porqué retrasaban el bautismo. Me dijeron que “Ahora, con los gastos del nacimiento, hemos de esperar y no entrar en más gastos”. ¡Pero si el bautismo es gratis!, le dije. 
– ¿Y qué respondió?
– “Me refiero a los gastos de la fiesta. Que si invitados, amigos y parientes…”. Y entonces yo le dije: Pero bueno, qué es más importante, ¿que haya invitados o que el niño esté en gracia de Dios? Qué es más importante, nuestra propia comodidad o que el niño esté sin pecado original, lleno de gracia. ¿Buscamos nuestro interés o el interés del niño…?
VER ARTÍCULO COMPLETO EN: 


INTERVENCION DE DIOS EN EL NOMBRE DE PERSONAJES BIBLICOS

 

El mundo nos conoce por nuestro nombre y Dios nos llama y nos llamará por nuestro nombre. En la ceremonia del Bautismo lo primero que el celebrante les pregunta a los padres es que nombre se le dará a esta criatura. Sin esta condición no puede empezar el rito.



A lo largo de la Escritura hay varios episodios en que Dios interviene directamente sobre el nombre de las personas. 



- Con Abraham, nuestro padre en la fe que se llamaba Abram y con Sara su esposa que se llamaba Sarai:


GENESIS 17

1 Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable.

2 Yo haré una alianza contigo, y te daré una descendencia muy numerosa».

3 Abram cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo:

4 «Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones.

5 Y ya no te llamarás más Abram: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones.
...

15 También dijo Dios a Abraham: «A Sarai, tu esposa, no la llamarás más Sarai, sino que su nombre será Sara.

16 Yo la bendeciré y te daré un hijo nacido de ella, al que también bendeciré. De ella suscitaré naciones, y de ella nacerán reyes de pueblos».

22 Y cuando terminó de hablar, Dios se alejó de Abraham.

 

- Después el caso de San Pedro cuyo nombre era Simón sobre quien Jesús fundó su Iglesia

 

SAN JUAN 1,35

35 Al día siguiente, estaba Juan (el bautista) otra vez allí con dos de sus discípulos

36 y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios».

37 Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.

38 Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?». Ellos le respondieron: «Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?».

39 «Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.

40 Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro.

41 Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo «Hemos encontrado al Mesías», que traducido significa Cristo.

42 Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas», que traducido significa Pedro.
...

SAN MATEO  16,13

3 Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?».

14 Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas».

15 «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?».

16 Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».

17 Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.

18 Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.

19 Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».

 

Son dos personas en la Biblia en que Dios interviene en su nombre. 
Hay otros casos como el de Jacob que pasa a ser Israel y que Saulo pasa a ser Pablo.

ver: https://encuentrosbautismo.blogspot.com/2020/01/la-importancia-del-nombre-para-una.html

 

 

 

 

 

AMÉMONOS UNOS A OTROS

DE LA PRIMERA CARTA DE SAN JUAN 

Queridísimos: amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, y conoce a Dios.

El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor.

En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios: en que Dios envió a su Hijo Jesucristo al mundo para que recibiéramos por él la vida.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados.

Queridísimos: si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos unos a otros.

A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor alcanza en nosotros su perfección.

Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.

En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor supone castigo, y el que teme no es perfecto en el amor.

Nosotros amamos, porque Él nos amó primero.

Si alguno dice: 'Amo a Dios', y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.

Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, que ame también a su hermano.

 

LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE PARA UNA PERSONA

“El Nombre te acompaña, como el cuerpo envuelve al alma”.

Dar nombre a un nuevo ser es tanto como darlo a luz. El dolor del nacimiento se sufre en un solo tiempo, mientras que el peso de un nombre se sobrelleva toda la vida… Durante la vida de todo ser el nombre le acompaña tanto como el cuerpo que envuelve a su alma. El nombre se expresa, se escribe, se inscribe, se memoriza, se le asigna una elegante firma, se le pone en letras doradas en los diplomas y certificados, se le enlista en nóminas escolares y laborales, se le graba en placas, se le compaña de pomposos títulos, se asienta en actas civiles y mercantiles, se coteja en registros, se ensalza, se acompaña de epítetos, se hace bueno, se hace malo, se le recorta de manera afectiva y, para evitar su olvido al final de sus días, se le cincela o graba para su eterna memoria en las lápidas que cubren sus restos.

Es el nombre, aquel que no cuesta nada recibirlo, pero que recuperarlo ante las malas obras puede costar fortunas en buenas acciones y de obras de limpieza a un honor que solo puede ser dimensionado adecuadamente cuando se le expresa. El ser humano, para que sea considerado como tal, debe tener como elemento de identificación su propio nombre. Es más, sin él no puede aspirar a pertenecer a una sociedad que le reclama, de manera constante y permanente, la definición particular de su ser, de su ente gregario, de su identidad.

Conscientes de este requerimiento, los padres del menor le asignan un apelativo que, en muchos casos, deriva del nombre de un ancestro ya sea que aun esté vivo o que haya fallecido, retomando las costumbres de asignación de nombres según cada comunidad. Al otorgarle ese nombre al menor, se le deposita un matiz de perpetuidad pues ya no sólo tiene su nombre, sino que el propio nombre le posee y le contiene en un marco de referencia con el de sus antepasados.

de la Conferencia de Alejandro Rubinstein "La importancia del nombre según el Texto Bíblico"tomada de https://www.enlacejudio.com/2014/12/02/el-nombre-conferencia-elena/  

TODOS SOMOS EL HIJO PRODIGO


En el Evangelio, narra San Lucas (Lc 15, 1-3; 11-32) cómo cierto día en que se acercaban a Jesús muchos publicanos y pecadores, los fariseos comenzaron a murmurar porque Él los acogía a todos. 

Entonces el Señor les propuso esta parábola: Un hombre tenía dos hijos, y dijo el más joven al padre: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.

Todos los bautizados somos hijos de Dios y, siendo hijos, somos también herederos (Rom 8, 17). La herencia es un conjunto de bienes incalculables y de felicidad sin límites, que sólo en el Cielo alcanzará su plenitud. Hasta entonces tenemos la posibilidad de hacer con esa herencia lo mismo que el hijo menor de la parábola: pasados pocos días, el más joven, reuniéndolo todo, partió a una tierra lejana, y allí disipó toda su herencia viviendo disolutamente: “¡Cuántos hombres en el curso de los siglos, ¡cuántos de los de nuestro tiempo pueden encontrar en esta parábola los rasgos fundamentales de su propia historia personal!” (JUAN PABLO II, Homilía 16-III-1980.-). Tenemos la posibilidad de marcharnos lejos de la casa paterna y dilapidar los bienes de modo indigno de nuestra condición de hijos de Dios.


INVOQUEMOS AL ESPÍRITU SANTO

En este tiempo de preparación al Bautismo, invoquemos al Espíritu Santo para que nos ilumine y nos fortalezca, ahora y siempre.

“TU ERAS HIJO DE UN HOMBRE, DESDE AHORA TE LLAMARÁS HIJO DE DIOS”

 

“¿Cuál es nuestra vocación?” Sería conveniente que repasaseis de cuando en cuando, en el aniversario de vuestro bautismo o primera Comunión, por ejemplo, las oraciones de la liturgia bautismal. Su atrevimiento es sencillamente desconcertante: por lo menos nos ilustran sin oscuridad alguna sobre nuestra vocación cristiana. Se resumen en esta declaración inaudita que Cristo dirige al neófito, quien desde entonces solo forma un cuerpo con él: “Tú eras hijo de un hombre, desde ahora te llamarás hijo de Dios
del libro "Simón Pedro, Capítulo 1; Autor: George Chevrot"

ANEXO CEREMONIA

 ANEXO

Recomendaciones y algunos aspectos de la ceremonia.



¿Quiénes deben estar presentes?
El padre y la madre, y los padrinos y/o testigos

¿Cómo presentarse?
Con una tenida adecuada de acuerdo a las posibilidades de cada cual en lo exterior. Recuerden de traer una vela.
Y en lo interior reflejando la alegría de haber recibido un hijo en la familia y con el gozo infinito de presentarse a la celebración del nacimiento a la vida de la gracia del niño por el sacramento del bautismo. Recordemos que será el día más importante de la vida de estos niños en este mundo.

Es absolutamente indispensable que sean estrictamente puntuales. Lo más recomendable es presentarse al menos con 10 minutos de anticipación. Padres y padrinos concéntrense en la ceremonia y que el resto de la familia se preocupe de los detalles de la fiesta, de recuerdos, regalos, etc.

Participación de padres y padrinos en la ceremonia:
El celebrante les preguntará:
¿Qué nombre han elegido para este niño?
Contestar con voz fuerte y clara
Que vienen a pedir a la Iglesia
El bautismo
A los padres: Al pedir el Bautismo para sus hijos, ¿saben que se obligan a educarlos en la fe, para que estos niños, guardando los mandamientos de Dios, amen al Señor y al prójimo, como Cristo nos enseña en el Evangelio?
Sí, lo sabemos.
A los padrinos:
Y ustedes, padrinos, ¿están dispuestos a ayudar a los padres en esa tarea?
Sí, estamos dispuestos.
Y, en silencio, signa a cada niño en la frente.
Después invita a los padres, y si parece oportuno a los padrinos, para que hagan lo mismo.

Oración de los fieles

A cada petición termina con la frase

Roguemos al Señor.

Y Todos contestan:

Escúchanos Señor, te rogamos (u otra respuesta habitual).

.

Después el celebrante invita a los presentes a invocar a los santos
Santa María, Madre de Dios,    ruega por nosotros.
San José, esposo de la Virgen,    ruega por nosotros.
San Juan Bautista,                        ruega por nosotros.
Santos apóstoles Pedro y Pablo,  rueguen por nosotros.
Se termina así:
Todos los santos y santas de Dios, rueguen por nosotros.

Renuncias y profesión de fe

Después pregunta a los mismos:
Celebrante: ¿Renunciáis a Satanás y varias otras preguntas?
Padres y padrinos: Sí, renuncio.

 Seguidamente el celebrante pide esta triple profesión de fe a los padres y padrinos:

Celebrante: ¿Creen en Dios, Padre todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra?
Padres y padrinos: Sí, creo.

Celebrante: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?
Padres y padrinos: Sí, creo.

Celebrante: ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
Padres y padrinos: Sí, creo.

A esta profesión de fe asiente el celebrante y la comunidad, diciendo:
Ésta es nuestra fe. Ésta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Todos:
Amén.
El celebrante invita a la primera familia para que se acerque a la fuente. Después de conocer el nombre del niño, pregunta a los padres y padrinos:

Celebrante: ¿Quieren, por tanto, que vuestro hijo N. sea bautizado en la fe de la Iglesia, que todos juntos acabamos de profesar?
Padres y padrinos: Sí, queremos.

E inmediatamente el celebrante bautiza al niño diciendo:

N., yo te bautizo en el nombre del Padre,
primera inmersión o infusión de agua
y del Hijo,
segunda inmersión o infusión de agua
y del Espíritu Santo.
tercera inmersión o infusión de agua

Unción con el Santo Crisma

Entrega del cirio

Después el celebrante muestra el cirio pascual y dice:

Recibid la luz de Cristo.

Uno de cada familia (v. gr.: el padre o el padrino) enciende la vela del niño en el cirio pascual.

Recitación de la oración del Padre Nuestro

El celebrante, de pie ante el altar, dice a los padres y padrinos y a todos los presentes estas palabras u otras semejantes:

Hermanos:
Estos niños, nacidos de nuevo por el Bautismo, se llaman y son hijos de Dios. Un día recibirán por la Confirmación la plenitud del Espíritu Santo. Se acercarán aI altar del Señor, participarán en la mesa de su sacrificio y lo invocarán como Padre en medio de su Iglesia. Ahora nosotros, en nombre de estos niños, que son ya hijos por el espíritu de adopción que todos hemos recibido, oremos juntos como Cristo nos enseñó.

Y todos juntamente con el celebrante dicen:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros Perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Bendición

Seguidamente el celebrante bendice a las madres, que tienen en sus brazos a los niños, y a los padres y a todos los presentes, diciendo:

El Señor todopoderoso, por su Hijo, nacido de María la Virgen, bendiga a estas madres y alegre su corazón con la esperanza de la vida eterna, alumbrada hoy en sus hijos, para que del mismo modo que le agradecen el fruto de sus entrañas, perseveren con ellos en constante acción de gracias. Por Jesucristo nuestro Señor.

Todos:

Amén.

Celebrante:

El Señor todopoderoso, dispensador de la vida temporal y la eterna, bendiga a estos padres, para que junto con sus esposas sean los primeros que, de palabra y obra, den testimonio de la fe ante sus hijos, en Jesucristo nuestro Señor.

Todos:

Amén.

Celebrante:

El Señor todopoderoso, que nos ha hecho renacer a la vida eterna por el agua y el Espíritu Santo, bendiga a estos fieles, para que, siempre y en todo lugar, sean miembros vivos de su pueblo; y conceda la abundancia de su paz a todos los aquí presentes, en Jesucristo nuestro Señor.

Todos:

Amén.

Celebrante:

La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo  y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.

Todos:

Amén.