En caso de necesidad por peligro de muerte de quien no ha
sido bautizado cualquier persona (incluso un no católico) puede y debe
bautizar. Este es el motivo por el cual todos debemos saber bautizar.
Para bautizar válidamente hay que:
1) Tener la intención de realizar lo que hace la Iglesia
Católica
2) Derramar agua sobre la cabeza, diciendo al mismo
tiempo la siguiente fórmula, sin omitir ninguna palabra:
“YO TE BAUTIZO
EN EL NOMBRE DEL PADRE
Y DEL HIJO
Y DEL ESPÍRITU SANTO”.
No pronunciar las palabras primero, y después derramar el
agua, ni derramar el agua primero, y pronunciar las palabras después. Hay que
hacer las dos cosas al mismo tiempo. El agua debe tocar la piel del bautizado,
no solo el cabello.
Con eso basta. El niño, (o adulto) queda bautizado. Ya es
hijo de Dios, miembro de la Iglesia y la gracia de Dios habita su alma puesto
que se ha liberado del pecado original y de cualquier otro pecado si se trata
de un adulto.
Si sobrevive al peligro de muerte, deberá ser llevado a
su parroquia para que un sacerdote complemente las demás ceremonias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario